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si es amor que sea de cine

NO HAY AUTÉNTICA CONSTRUCCIÓN DEL AMOR SIN ACEPTACIÓN DE SÍ (Y ACEPTACIÓN DEL OTRO)

Francisco Garzón Céspedes (Cuba/España)

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La posibilidad del amor de la pareja, de amar y de ser amado, de construir el amor de dos, pasa ineludiblemente por la aceptación de sí –y pasa porque cada parte de la pareja sienta que poder amar al otro es un privilegio que la vida ha concedido–. De las películas cumbres sobre la aceptación de uno mismo: La boda de Muriel[1] (1994), que he vuelto a ver gracias a los servicios bibliotecarios. La había conocido fragmentariamente por la televisión, y de pronto, al encontrarla en video, sentí que tenía que verla de principio a fin, y en compañía. También porque Toni Collete, la actriz protagonista, se ha convertido en una de mis actrices más admiradas después de Japanese history –sobre la que ha he escrito–. Una curiosidad: Toni Collette aumentó 18 kilos en tiempo record para poder asumir el papel de Muriel. Un instante de energía vital irradiada: El dúo de Toni Collette y Rachel Griffiths cuando bailan una canción de Abba como si la cantaran. Un momento de genuina química: El beso entre los personajes de Toni Collette (la obesa Muriel, tan insegura y negada de sí) y Daniel Lapaine (el rubio nadador sudafricano desbordante de perfecciones físicas). La boda de Muriel (numerosos premios y nominaciones, como sus siete nominaciones y cuatro premios del Instituto Australiano del Cine, entre los que destacan los de Toni Collette y Rachel Griffiths) es mucho más que una película sobre la aceptación y los sueños a realizar (el de Muriel: casarse, vestirse de novia), es un film también sobre la discriminación y el rechazo social por el aspecto físico, sobre el culto al cuerpo, sobre la familia y sus deformaciones, sobre la infidelidad y la corrupción política, entre tanto y más. Y, mucho, es un canto magistral sobre la amistad y la solidaridad, y sus circunstancias, complejidades y dificultades. Un canto de triunfo de lo humano que, narrado con maestría desde numerosos y a veces sorprendentes sucesos, va del humor punzante al drama, para la sensibilización y la reflexión, sin dejar de divertir y de ser inolvidable como historia, como cine. El amor mide la estatura.

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[1] La boda de Muriel (Muriel’s Wedding, Australia/Francia/USA, 1994, 105 minutos, color). Dirección y guión: P. J. Hogan. Protagonista: Toni Collette. Coprotagonista: Rachel Griffiths. Con un elevado nivel general en las actuaciones, no perderse a: Jeanie Drynan como la madre de Muriel y a Matt Day como el joven enamorado. Fotografía: Martin McGrath. Música: Peter Best (con fuerte presencia de las canciones de Abba). En España puede conseguirse en DVD.

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