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si es amor que sea de cine

SI SE VAN A DESTROZAR LOS SENTIMIENTOS: FRENTE A FRENTE

Francisco Garzón Céspedes (Cuba/España)
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Puedo disculpar casi todo en una película si la credibilidad de algunas escenas me las hace parecer reales, e igual en algunas actrices y en algunos actores, y por eso me gustan varias de las presencias de Meg Ryan en esas comedias románticas (verlas en versión original subtitulada) que tanto ha protagonizado. Y es que Meg Ryan me parece verdadera incluso, cuando en ésas o aquellas escenas en aras del humor, caricaturiza. Y, desde luego, es una actriz que, en esos contextos, me ha emocionado en una determinada cantidad de ocasiones. Otra cosa son sus parejas cinematográficas en dichas comedias –historias unas más desafortunadas que otras como, por ejemplo, justo: Tienes un email[1] o French Kiss[2]; de preferir alguna me quedaría con Algo para recordar[3], también por la cuota de nostalgia en relación a Tú y yo / (y la primera nombrada en castellano:) Algo para recordar[4]–; parejas que van de las excelencias y la creencia de Tom Hanks a la falsedad de Kevin Kline (he de reconocerlo: nunca me ha gustado este actor, entre más porque rechazo su fisonomía, las expresiones de su rostro). Por otra parte tengo una imagen idealizada (con la que las malas experiencias de décadas no han podido quizás porque poseo amor con mayúsculas adentro y en…) del amor de la pareja desde la adolescencia, quizás desde antes (pero como he olvidado buena parte de mi infancia no me atrevo a afirmarlo del todo, aunque sí sé que fue a la que más reiteradamente tuve acceso en la niñez tanto desde el cine como desde algunas lecturas), y esa imagen conecta si no con mucho del contenido de las tramas, ni con sus significaciones, sí con los finales “felices” de estos filmes (que me reconfortan y reafirman en lo emocional por más que en lo racional...). No estoy seguro que se deba recomendar el posible suplicio de toda una mala película por una escena (o por las presencias de una actriz que proyecta sinceridad), pero hay escenas de tal credibilidad, actores de tal calidad, que no sólo son ciertos sino que nos traen extrapolaciones o reflexiones que nos sorprenden con gran intensidad. En French Kiss, el tan creíble Timothy Hutton, que hace el personaje del prometido de la joven que caracteriza Meg Ryan, la llama por teléfono borracho desde París para decirle que, lo siente, se ha enamorado y experimenta el amor por primera vez, y que no regresa a Canadá donde residen. Timothy Hutton está perfecto en sus emociones, en sus giros, y la escena me ha hecho pensar en lo tan terrible de recibir –puede que, según, también de dar– una noticia como ésa, que destruye las ilusiones de la otra parte de una relación, a distancia y por un medio tan incomunicador como el teléfono, y desde el que lo demoledor se agiganta. Nunca he hecho una cosa así, tengo demasiado sentido de la responsabilidad, demasiada conciencia de la otra parte, y si me lo han hecho –que no lo recuerdo– seguro que no lo recuerdo porque me cogió perfectamente parapetado tras mi sistema de defensa –que, lo admito, incluye una coraza encima de otra y de otra– y ya iniciando otra pareja. Hago un llamado, si se van a destrozar los sentimientos (e inevitablemente la razón) de otro ser humano: Tener la humanidad de elegir el mejor momento, de crear la circunstancia en la que menos dolor se pueda causar, de pensar solidariamente los términos, y de hacerlo en persona, frente a frente, y reconociendo primero todo lo bueno, valorándolo y elogiándolo. También porque: El amor es un juego de ajedrez, donde cada cual resulta personaje de la nobleza y peón.
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[1] Tienes un email (You’ve Got Mail, EE.UU., Warnes Bross, 1998, 119 minutos, color). Dirección: Nora Ephron. Guión: Nora y Delia Ephron. Protagonistas: Meg Ryan, Tom Hanks. Con: Greg Kinnear, Parker Posey. Fotografía: John Lindley. Música: George Fenton. En España puede conseguirse en DVD.
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[2] Beso francés (French Kiss, Reino Unido / EE.UU., 20th Century Fox, 1995, 111 minutos, color). Dirección: Lawrence Kasdan. Guión: Adam Brooks. Protagonistas: Meg Ryan, Kevin Kline. Con: Timothy Hutton y Jean Reno. Fotografía: Owen Roizman. Música: James Newton Howard. En España puede conseguirse en DVD.
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[3] Algo para recordar (Sleepless in Seattle, EE.UU., Tri-Star Pictures, 1993, 101 minutos, color). Dirección: Nora Ephron. Guión: Jeff Arch, Nora Ephron, David S. Ward (sobre una historia de Jeff Arch). Protagonistas: Meg Ryan, Tom Hanks. Con: Bill Pullman, Rosie O’Donnell. Fotografía: Sven Nykvist. Música: Marc Shaiman. En 1993: Dos nominaciones al Oscar, tres a los Globos de Oro (incluidas mejor actor y actriz de comedia) y dos al BAFTA. En España puede conseguirse en DVD.
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[4] Algo para recordar (An Affair to Remember, EE.UU., 20th Century Fox, 1957, 115 minutos, color). Director: Leo McCarey, que realizó este remake de su Tú y yo, 1939, entonces con Irenne Dunne, Charles Boyer. Guión: Delmer Daves, Leo McCarey. Protagonistas: Deborah Kerr, Cary Grant. Destacan además: Cathleen Nesbitt, Richard Denning. Nominaciones, Oscar: 4. Otra película a la que, sin dejar de enjuiciar buena parte de sus valores, sigo volviendo a ver. En España puede conseguirse en DVD.
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